BRINDIS
Son las 8 de la mañana y Javi está en una terraza comunitaria de un edificio que no es el suyo haciendo su clase particular de Chikung con su maestro Sifu Wong Chi. De repente suena el móvil y Javi interrumpe la sesión para responder a la llamada. Se trata de Ferri que está abajo en el portal, pero no puede entrar.
JAVI: ¡Ferri! ¿Qué haces aquí tan pronto? Bueno, no pasa nada. Sube, pero pica a cualquier vecino y dile que eres el cartero o correo comercial.
FERRI: Pero, ¿No habíamos quedado a las 8?
JAVI: Lo importante es que eres puntual aunque sea doce horas antes.
FERRI: Ok, subo.
Al cabo de la hora aparece Ferri en la terraza con una bolsa de magdalenas en la mano.
JAVI: ¿Dónde te metiste?
FERRI: Me ha pasado de todo. El presidente de la escalera me ha pillado picando a los pisos y no me dejaba entrar. Al final, una señora muy maja que creo que era del quinto, me ha invitado a pasar y me ha regalado esta bolsa de magdalenas.
JAVI: Estupendo. Tú como siempre haciendo amistades nuevas.
Javi y Ferri se dan un abrazo y caminan hasta el borde de la terraza donde hay un par de sillas y una mesa.
FERRI: Pensaba que la terraza era tuya.
JAVI: Como si lo fuera. Vengo siempre que quiero gracias a la señora que te ha regalado las magdalenas.
FERRI: ¿Quién es?
JAVI: La hermana Amparo. Solo sé que es monja.
Ferri asiente con la cabeza.
FERRI: Brindemos entonces por la hermana Amparo.
JAVI: Brindemos.
Javi llena hasta arriba de cava las dos copas que hay encima de la mesa.
FERRI: ¿Y tu maestro, dónde está?
JAVI: Se puso un traje de Spiderman y se fue saltando por los terrados. Algún día me animaré yo también con lo del parkour. Mira qué vistas. Se ve toda Barcelona.
FERRI: ¡Es hermoso! Ahora entiendo por qué vienes aquí todos los sábados, pero podríamos haber quedado en otro sitio para brindar.
JAVI: Sin duda, pero no te parece que desde aquí la inmensidad de la ciudad nos muestra lo insignificantes que somos.
Ferri asiente. Javi tiene la mirada perdida vete a saber donde. Ferri comprende. Javi propone.
JAVI: Hay tanta gente ahora mismo que merece que brindemos por ellos, ¿No te parece Ferri?
Ferri respira profundamente.
FERRI: Y tanto que sí.
JAVI: Pues brindemos.
FERRI: Pues brindemos y comámonos una magdalena cada uno porque el rugido de mi estómago me está indicando que no es bueno salir de casa sin desayunar.
JAVI: Fíjate lo que es la vida y el destino que nunca dejamos de aprender.
FERRI: Así es.
Javi y Ferri extienden sus brazos al cielo con las copas en la mano y con Barcelona como única testigo de tan grandilocuente testimonio.
FERRI: Brindo por la hermana Amparo.
Javi se empieza a emocionar. Ferri ya está emocionado desde que la hermana Amparo le hizo entrega de las magdalenas.
JAVI: ¡Brindemos por ella! Y por los que llenan el carro de la compra en el súper y cuando llegan a la caja, no les pasa la tarjeta.
Ferri totalmente conmovido empieza a gritarle a su querida ciudad, ignorando a la vecina del piso de abajo que acaba de salir al balcón para decirle que se calle.
FERRI: ¡Exacto! Y brindemos también por aquellos que cuando les dices que te duele algo, te dicen que a ellos les duele más y mejor.
JAVI: ¡Claro que sí, amigo mío! Y brindemos también por aquellos que siempre colonizan todas las conversaciones hablando de ellos mismos y cuando tú les vas a contar algo de ti, te dicen que tienen prisa.
FERRI: ¡Por ellos brindamos! Y también por los que primero se oponen, y luego si acaso, argumentan.
JAVI: ¡Por todos ellos! Y también debemos brindar por los que estando sentados en el metro se hacen los locos cuando entra alguien que necesita tomar asiento.
¡Bravo! – Se escucha a un vecino desde un balcón del edificio de enfrente.
FERRI: ¡Ole! Brindemos por aquellos que se tiran media hora en el WhatsApp en modo “escribiendo” para luego contestarte “ja, ja, ja”
Javi y Ferri se encuentran tan inmersos en su brindis que no se dan cuenta, pero cada vez están levantando más y más la voz.
JAVI: Brindo por los pesimistas que cuando les dices “Hoy hace un día estupendo” contestan “Sí, pero mañana llueve”.
De repente empiezan a salir vecinos de la mayoría de los balcones con copas en la mano.
VECINO 1: Yo brindo por el que inventó la puta musiquita del Mercadona.
VECINO 2: Y yo brindo por los que dicen que follar está sobrevalorado porque no follan.
VECINO 3: Nosotros brindamos por aquellos que dejan la puerta del bar abierta en pleno invierno sin importarles que a los demás nos dé un síncope del frío que hace.
Los gritos se escuchan desde la calle y un grupo de chicas que están paseando por la zona se paran y se suman a la fiesta improvisada.
CHICAS: Nosotros brindamos por la policía que está subiendo a por vosotros ahora mismo.
Ferri y Javi se miran emocionados con lágrimas en los ojos y brindan.
Autores: Javier Milán Jerez y Ferri López
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