FERRI

CARTA – MARK ZUCKERBERG

CARTA A MARK ZUCKERBERG

Admirado señor:

Me he tomado la libertad de escribirle estas líneas y de molestarle mínimamente. Me ha costado tomar la decisión, ya que no le conozco personalmente y no hay ninguna confianza, pero bueno, usted también se toma la libertad de quedarse con los derechos de todas mis fotos, así que estamos empatados en libertades tomadas.

Soy consciente de que le sorprenderá el motivo de mi carta, lo que le voy a pedir es muy duro, pero a la vez sé que puedo estar tranquilo, ya que usted está montado en el dólar, y por tanto no se va a quedar usted fácilmente sin comer. Yo solamente quería hacerle partícipe del inmenso calvario que estoy atravesando por su culpa. (Y me consta que no soy el único)

Hace dos meses que mi novia Mari Trini y yo decidimos poner punto final a nuestra relación. (Bueno, a decir verdad, lo decidió ella, y yo unicamente pude asentir con resignación). Acepté la decisión como el adulto de 45 años que soy, pero no logro olvidarla a ella, y lo que es peor, la tengo en el Facebook.

No soporto verla por ahí. Se me erizan los intestinos cuando veo sus fotos en la playa, sonriendo exuberantemente mientras acompaña la foto con la frase “Cerrando heridas”… Me asaltan un millón de preguntas: “¿Yo soy la herida?” “¿Soy una herida cerrada?” “¿Ya has vuelto a sonreír?” y la más importante “¿Quién te ha hecho la foto????”

El Facebook lo carga el diablo, no usted, señor Zuckerberg… lo carga el diablo. Y ahora usted me dirá “Pues no llore tanto y borre a su Mari Trini de su cuenta”… Sí, claro. ¿Y perder el contacto para siempre? Eso acabaría con todas mis esperanzas de recuperarla, yo quiero volver a ser el afortunado que le eche fotos en la playa. Y además seguir su perfil me produce tanta tristeza como morbo. Pero eso está afectando a mi salud mental.

Lo he comentado con muchos amigos y amigas y todo el mundo tiene o ha tenido una experiencia similar con alguien. Así pues, señor Zuckerberg, me permito solicitarle con la máxima urgencia EL CIERRE INMEDIATO DE FACEBOOK E INSTAGRAM, por procurar la paz mental de toda la población. No me cabe duda de que usted sabrá entender mi petición.

Tiene usted hasta el próximo lunes 16 de enero del próximo año para ejecutar el cierre. En dicha fecha espero encender el ordenador, entrar a Facebook y leer el sanador mensaje “ESTA PÁGINA YA NO EXISTE”. En caso contrario el caso quedará en manos de mis abogados.

Desde ese momento, el mundo será un lugar mejor, o al menos más tranquilo. Un cordial saludo y le deseo lo mejor en su nueva vida.

Ferri López

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CARTA – QUERIDO LÁZARO

QUERIDO LÁZARO

Querido Lázaro,

Muy a mi pesar te escribo esta carta a modo de despedida.

No pretendo ni mucho menos ofenderte con mis palabras, pero bien es cierto que tus repentinas visitas sin previo aviso están empezando a desestabilizarme a mí y a mi entorno más cercano de una manera que no puede permitirse alguien que se encuentre en mi posición.

Ante todo quiero que sepas que valoro muchísimo tu compañía y no puedo negar que tu presencia ha transformado mi aburrida vida conyugal en un lugar mucho más colorido e interesante.

Sabes perfectamente que he intentado de mil formas distintas que mis hijos y mi mujer entendieran la pureza de nuestra amistad, pero lo único que he recibido son grandes dosis de incomprensión.

Me ha costado más de un desencuentro familiar que mi hijo y mi nuera me perdonaran el desafortunado incidente que protagonicé en su boda. Asumo absolutamente la culpa por las acciones que cometí aquel día y soy el primero que piensa que la violencia no lleva a ninguna parte, pero cuando el cura te empujó invitándote a bajar del altar te juro que no tuve más remedio que abalanzarme sobre él y propinarle un puñetazo en el mentón que ni Mike Tyson en sus mejores momentos.

A partir de ese momento todos me dieron la espalda. La familia de mi nuera casi me mata y me envía al hospital junto con el cura. La mía en cambio no paraba de repetirme que tú no existías y que si yo seguía insistiendo con lo mismo al final me iban a encerrar en un hospital psiquiátrico sin posibilidad de salir de allí.

Lo siento mucho amigo, pero me asusté y pasadas unas semanas opté por darles la razón como a los locos.

Tú y yo sabemos la verdad y con eso me basta. Sin duda eres el mejor amigo que tendré jamás. Mi mayor confidente y con el que mejor ratos he pasado.

Casualidad o no pero solo vienes a verme cuando no me tomo la medicación. No pasa nada amigo, no estoy enfadado contigo. Cada uno es como es. Entiendo que no te guste llegar a un lugar donde nieguen tu existencia o donde tienen tan mala opinión de ti, pero así son mis seres queridos y respecto a eso nadie puede hacer nada.

Con lágrimas en los ojos te pido que todo siga así como está porque no puedo elegir entre tú y mi familia.

Hasta siempre amigo mío.

Javier Milán Jerez

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POESÍA URBANA – A POR OTRA COSA MARIPOSA

A POR OTRA COSA MARIPOSA

En este mundo inmundo,
que hay muchos locos,
y cuerdos pocos,
yo estoy a medio camino,
entre lo mundano y lo divino.
No te diré que adivino,
pero hay algo en las pistas que me encuentro en el camino,
que me indican claramente que no debo estar contigo.
Empezamos siendo amantes y ahora no somos ni amigos,
nuestra mayor condición como seres vivos,
es buscar el conflicto desde que nacimos.
Tú quieres ir al cine,
yo quiero ir al teatro.
Yo voy a sandalias,
tú vas en zapatos.
Tú crees que sabes negociar,
pero yo soy el que llega y cierra el trato.
La naturaleza una vez me dijo:
Primero viene la breva y después viene el higo.
La tierra es testigo de lo que digo,
el mar es mi abrigo,
y el viento a veces se enfada conmigo.
Cada año se extinguen unas cuantas especies de animales,
tantas como parejas acaban en los tribunales.
Sal a la ventana y observa la tormenta,
y dime si no se parece a nuestras disputas domésticas.
¿De cuánta belleza dispone la naturaleza?
¡Infinita!
Entre todas las cosas que existen es la más bonita.
Ella es astuta y absoluta,
para nada impoluta y mucho menos diminuta.
Por nuestros pasos ni se inmuta,
por nuestras acciones a veces se amputa.
La naturaleza no busca sustituta,
simplemente evoluciona y transmuta,
materializa y ejecuta,
son nuevas formas las que recluta,
es el equilibrio que se disputa,
mientras yo escribo escondido en esta gruta.
Lo siento cariño,
pero esta relación no chuta.
Dices que yo lo soy todo para ti,
pero eso díselo a la naturaleza,
porque ella te dio la vida y yo solo te traje dolores de cabeza.
Somos parte de un todo mucho más grande de lo que nos pensamos,
Las plantas, los animales y los seres humanos.
Debemos volver a nuestro origen,
como el pueblo aborigen,
que supo encontrar la felicidad,
uniendo naturaleza y comunidad.
Recuerdo que casi me hiciste un placaje,
por llegar en navidad vestido de paje.
Si para estar contigo debo pasar este peaje,
prefiero meter los dedos en alto voltaje.
¡A la mierda tus chantajes!
Me voy sin recoger mi equipaje porque nunca lo traje.
Me siento triste e insignificante,
más pequeño que un guisante,
pero sé que puedo conectar nuestras emociones,
con el sonido del latido de nuestros corazones.
Yo quiero que hagamos el amor entre la maleza,
y no tener que ahogarme en cerveza,
porque la conversación contigo me da puta pereza.
¿Sabes lo que me dice mi intuición?
Que al igual que nuestra relación,
la tierra está llegando al final de su propia canción.
Hay fechas que no se olvidan porque dejaron brechas,
hay personas que con sus parejas nunca pudieron ser ellas mismas
Y vivieron toda la vida cayendo en el abismo.
Aprovecha, aprovecha, aprovecha,
que la vida pasa rápido y la muerte te acecha.
Si tu pareja hace rato que está deshecha,
es hora de que te inicies en una nueva cosecha
y aunque duela,
A por otra cosa mariposa.

Javier Milán Jerez

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POEMA – EL TRAZO DE MI PLUMA

EL TRAZO DE MI PLUMA

El trazo de mi pluma no me protege del sol,
solo ignora sus rayos en la oscuridad de mi habitación.

El trazo de mi pluma dibuja sonidos que nunca te llegarán,
porque nada puede llegarle a quien no está dispuesto a escuchar.

El trazo de mi pluma sabe que tiene la batalla perdida,
porque mientras él te manifiesta su amor,
tú le contestas que depende del punto de vista.

El trazo de mi pluma nunca sale al balcón,
porque tiene miedo que el viento traiga de vuelta tu canción.

El trazo de mi pluma intenta simplificar en una línea un sentimiento,
pero es igual de difícil,
Que expresar con mi boca alguno de mis pensamientos.

El trazo de mi pluma me arrastra a lugares donde nunca he estado,
y yo absorto de mí me dejo llevar a donde él quiera,
lo más lontano, lontano, lontano.

Javier Milán Jerez

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POESÍA URBANA – LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

Yo alucino con las vueltas que da la vida.
He llegado a la meta, pero vuelvo a estar en la casilla de salida.
Vivo por un sueño y gracias a que sueño vivo,
a veces cuando fumo me deprimo,
a esta calada entré muerto pero salí vivo.
Y me convertí en un obrero,
que con esmero,
recoge sacos de escombro y los convierte en frases llenas de asombro.
Golpeo más fuerte que Manolo el del bombo,
¡Vamos!
Profundo y al pecho por lo bien que lo he hecho,
bien hondo como el cante jondo,
Como las flechas de yondu,
¿Tú pensi che sei l´ombelico del mondo?
¡Qué cachondo!
Dime de qué nos vienes a hablar y te diré por qué te llaman Paco Umbral.
¡En efecto!
Cada vez que me ves me sacas defectos,
Te propongo un nuevo trayecto,
¿Quieres caminar sobre mi pene erecto?
Y tú,
dices que quieres casarte conmigo,
Sí, quieres casarte pero con tu ombligo.
Tú y yo nunca haremos buenas migas,
Mi verdadera familia son mis amigos.
Yo no huyo de lo tuyo,
solo en parte me escabullo de tus chanchullos,
Porque no quiero acabar en el trullo.
Espero que nadie nos vea,
Papa Noel y yo atrapados en tu chimenea.
Soy más de lemas que de dilemas,
soy más de tomar té que de tragarme falsos teoremas.
Y pese a quien le pese,
separé de un solo soplido a dos simpáticos siameses.
No hay conflicto de intereses
En este plato de entremeses.
Verás que la negatividad se desvanece como la sal para peces,
si dejas en la puerta tu surtido de sandeces.
O estás afuera o estás adentro de mi sistema,
Para poesía la de Loreto Sesma.
Soy más de baños de ficción que de baños de realidad,
¡Ponte en contacto conmigo a la mayor brevedad!
S.O.S.
Convierte tus neuras en pequeñeces,
deja de derretir cera y esparcirla por las aceras,
y enciéndete mejor cada noche una puta vela.
Si vas con esa cara de sieso y caminando tan tieso,
te van a colocar en la espalda contrapesos.
Si quieres hacer historia,
¿Por qué cambias cada día de trayectoria?
Para ser feliz no hay que entrar en ninguna puja,
soy mitad brujo,
mitad granuja,
y vivo en una burbuja,
donde la noción del tiempo se desdibuja,
aquí no hay leones que crujan,
ni huesos que rujan,
gracias al conjuro del orujo y la matuja.
Yo alucino con las vueltas que da la vida.
He llegado a la meta, pero vuelvo a estar en la casilla de salida.
Vivo por un sueño y gracias a que sueño vivo,
a veces cuando fumo me deprimo,
a esta calada entre muerto pero salí vivo.

Autor: Javier Milán Jerez

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POESÍA URBANA – QUIERO

Quiero

Sé perfectamente lo que quiero y no es la tarjeta del hormiguero.
Quiero que no te dejes más cabos sueltos y me llames a mí para solucionar el entuerto.
Quiero que te bajes de ese supuesto podio y al bajar hayas dejado arriba todo ese odio.
Quiero tirar el billete de vuelta y quedarme solo con el de ida.
Quiero tener una charla con cupido para que no tenga más intentos fallidos.
Quiero hacer viajes astrales más allá de aquella colina y hacer fotos con mi retina.
Quiero que en cada beso que nos demos descubramos la penicilina.
Quiero bajar a la cantina y tomarme algo con Bob Dylan y Joaquín Sabina.
Quiero que cuando estés delante de alguien en apuros te dediques a ayudarlo y no a sacar tu puto móvil y grabarlo.
Quiero hacer aristas en el cielo con el sonido de mi violonchelo.
Quiero que lleguemos juntos a la cima y que la vida y el arte se fusionen en cada rima.
Quiero que te dejes de tantas hipótesis y que te sientes a ver como el sol nos sustenta con su fotosíntesis.
Quiero que me dejes de dar consejos sin que yo te los pida aunque para ti sea más fácil tragarse insecticida.
Quiero que me dejen de dar la chapa aquellos que no ven más allá de la primera capa.
Quiero que aunque bailes salsa como si fuera un sainete que tú te lo pases de rechupete.
Quiero convertirme en salvavidas y viajar al más allá a recuperar almas perdidas.
Quiero que no te miren mal en ningún balneario por tener pelos de dromedario.
Quiero que des el salto de niño a hombre aprendiendo a llamar a las cosas por su nombre.
Quiero que antes de haberte marchado hayas leído algún poema de Antonio Machado.
Quiero fumar hierba hasta que me duerma y soñar que le estoy dando un hijo a Yerma.
Quiero que no te pases la vida buscando la gloria o acabarás tú solo dando vueltas en una noria.
Quiero que mi manada deje de lado su incómodo orgullo y me contesten cuando les aúllo.
Quiero ir al faro de Mara Torres y decirle por qué la vida imaginaria me rompió los moldes.
Quiero hacer de la vida un recipiente y llenarlo del amor de toda mi gente.
Quiero que nada me desvíe de mis planes.
Quiero neutralizar con mis pelos algunos imanes.
Y quiero seguir gozando con el rap que hace Elane.
Sí, eso es lo quiero…
Y tú…¿Qué quieres tú?

Autor: Javier Milán Jerez

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POESÍA URBANA – NO

No

No piso la agencia tributaria ni de casualidad,
pero cada día rindo tributo a la libertad.
Me muevo en un espacio físico tridimensional,
donde lo inmaterial se valora por encima de lo material
y aunque la puerta siempre está abierta,
muy pocos saben entrar.

Entre un tacto rectal y un acto teatral,
me quedo con el Lazarillo de Tormes,
que me recuerda más a mi realidad.
Cuando lo has perdido todo,
siempre hay voluntarios para hundirte más en el lodo.

Invertiste mucho en intentar humanizar a tu tití,
hasta le pusiste un ático en la calle potosí.
Te juro que esta noche me lo llevo,
y lo regreso a donde nunca debió salir.

Escúchame Chiquitín.
En mi barrio Stuart Little y Tintín
Viven de okupas en un fortín.
Lo llenaron de flores de pitiminí,
y por las noches juegan al trivial entre espartanos y travestís
Y sin mí.

Da igual si eres contador de la luz,
del agua o del gas,
o un contador de historias.
Lo importante es contar algo, ¿no?
Pues eso.
Tiempos difíciles son menos difíciles entre tiempos verbales.

Lisen to me chato,
aunque a cada rato intento imitar a mi gato,
todavía no puedo chuparme con la lengua mis zapatos.
¡Ipso facto!
Me quedo estupefacto con la llegada de un artefacto.
De su puerta salen centinelas con cara de abstractos.
Si sois ovnis sacarme del globo terráqueo
porque mi vida en la tierra ya no la aguanto.
Se acabó,
me planto.

¡Ciao a tutti!
Me voy a comer amapolas al campo con el gran maestro Gutti.
Es todo lo que siempre quise.
Mi gente me llama Takise.

Soy mitad toro, mitad trovador,
y no me identifico con los machos alfa que van de tiburón.
Deja de repetirte el mismo mantra campeón.
Es inquietante y a la vez que tranquilizador,
saber que no pasa absolutamente nada,
si sales a la calle con la cremallera desabrochada del pantalón.
Atravesando la travesía de la T con mi pequeño dragón.

Yo soy porque nosotros somos,
UBUNTU,
UBUNTU
UBUNTU.

Javier Milán Jerez

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POESÍA URBANA – NOSTALGIA DE UN POETA FUERA DE SU TEMPLO

NOSTALGIA DE UN POETA FUERA DE SU TEMPLO

Nostálgico del club de los poetas muertos,
esta tarde he decidido montar un huerto.
Por las noches lo vigilará un tal Willy el tuerto,
y allí florecerán mis letras y pensamientos.

Sin ton ni son,
necesito un todopoderoso toldo,
una botella de tequila y un tambor
ya que temibles trotamundos procedentes de Tazmania tiemblan
Cuando toses trozos de tortilla repletos de teflón.

Cuánta tensión hay en la televisión,
escuchar a tanto tonto taciturno hablar de su talento
Me resulta tremendo tostón.

Me tambaleo entre el talante y el agravante,
de pellizcar a manos vacías o con guantes.
Tengo una tienda de tinieblas en mi portal
Y los martes saco tajada con tenebrosos de todo el mundo que me vienen a comprar.
No acepto talones ni pagos con tarjeta,
solo acepto huevos y no todos,
solo los de La Gallina Turuleca.

Trituraste mi tocadiscos y te aplicaré la ley del talión,
tu talón de Aquiles siempre has sido tú mismo tontorrón.
Un cohete y un donete se dieron cita en mi retrete,
ojalá me pudiera perder con el barco de chanquete.

Soy testigo de que la tirantez reina en este territorio,
pero él no tiene la culpa de haber nacido Don Juan Tenorio.

¿Cómo serían nuestros pinchitos de tortilla sin tener delante a Risto y Paz Padilla?

Ha habido un empate técnico entre la ternura y la travesura,
y en mi boca toman té un grupo de aceitunas.

Trasnochando por la Barceloneta yo me encontré,
a un triste taxista que tuvo un traspié.
Intranquilo por su estado le pregunté:
Pero, ¿Por qué?
A lo que el triste taxista me contestó:
¡Qué desilusión!
Mi taxi resultó ser un decepticon.

En el templo del tacto,
da igual si eres tenor o tartamudo,
los únicos pentagramas que hay son tus manos.
En el templo del tacto,
trineos hechos de piezas de tente y tulipanes tontean con el asfalto.
En el templo del tacto,
mis tímpanos se levantan bien temprano,
con el sonido de cuatro cuencos tibetanos.

Melón tajá en mano,
Melón tajá en mano,
Melón tajá en mano.

Javier Milán Jerez

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VIAJE AL INTERIOR DEL VERBO: SER

Me llamo Javi y viajo por el «Univerbo» con mi nave espacial explorando todos los verbos que me encuentro en el camino.

SER

Ser o no ser, esa es la cuestión. Pues depende de muchos factores. No comparto para nada esa frase con la que mucha gente se identifica y que dice que siempre son iguales. Lo habréis escuchado mil veces:

– Yo soy igual siempre con todo el mundo, en cualquier situación y en todo momento.

Lo dudo mucho, pero en el caso de que fuera cierto me da la sensación que el dueño de esta afirmación es más un robot que un ser humano, ya que es imposible ser igual todo el tiempo o ser de la misma manera con todo el mundo o en cualquier lugar. Más que nada porque si algo nos enseña la física es que todo está sujeto a un constante cambio.

Sin embargo, sí estoy de acuerdo con que todas las personas tenemos una esencia que nos hace únicos e irrepetibles, pero esa esencia también está sujeta a cambios. Todo cambia y nosotros también. Nuestra manera de actuar, de relacionarnos, de caminar por el mundo, de ver la vida, etc. Todo cambia a cada momento y nosotros también. ¿Eres igual con tu hijo que con tu hermana? ¿Eres la misma persona con tu jefe que con tu mejor amigo? ¿Eres la misma persona con tu compañera de trabajo que con tu marido? ¿Eres la misma con tus nietos que con tu peluquera? ¿Eres lo mismo en cualquier en la infancia que en la tercera edad?

¿Somos lo que hacemos en cada momento?

Por ejemplo: Si ayer mostraste generosidad con alguien y hoy eres egoísta con otra persona, ¿Con cuál de los dos te quedas? ¿Quién eres? Sin embargo, hay personas que se anclan en ese punto de vista de “Yo siempre el mismo” porque creen que si modifican su discurso están traicionando a su yo más sagrado. A su esencia. Nada más lejos de la realidad. Las personas mostramos lo que somos y quién somos por nuestros actos y no por nuestras palabras.

Durante la vida nos ocurren muchas cosas. Nos suceden hechos que nos cambian, nos modifican. La vida nos llena de eventos que no controlamos y que ni tan siquiera esperábamos que pasaran pero pasan. Detrás de cada uno de esos hechos existe un aprendizaje y el propio acto de aprender lleva a la evolución personal. También puede ocurrir todo lo contrario y que exista una involución con cada evento que ocurra en nuestra vida. De todas maneras, también en este caso dejamos de ser una cosa, para ser otra.

Desde este punto de vista es imposible que siempre seas la misma persona porque la propia vida nos va modificando. Tú no eres igual que hace 15 años ni yo tampoco. Ni tan siquiera somos iguales que el año pasado. Por lo tanto, ¿Cómo se puede ser siempre el mismo? ¿No has evolucionado? ¿No te ha ocurrido nada? ¿Tu cuerpo es el mismo? ¿Tu mente es la misma? ¿Qué has aprendido? ¿Cómo te ha tratado la vida? Entre otras muchas cosas somos el resultado de nuestras decisiones, de nuestros actos y de las cosas que nos ocurren.

Las personas que se muestran siempre estáticas en sus razonamientos y que no están abiertas mentalmente al cambio son las personas que serán siempre iguales o mejor dicho que siempre se definirán como que son iguales y te dirán que son lo que son y que no han cambiado. Lo malo para ellos es que el cambio quieran o no quieran se produce igual. Diferente es que tú no me dejes ver el cambio que hay dentro de ti porque el tamaño de la máscara que llevas puesta es demasiado grande. Todos utilizamos máscaras. Lo que ocurre es que algunas personas las llevan puestas más tiempo y de manera más pronunciada que otras.

Existe una especie de presión social con la que debemos luchar que parece indicarnos cómo debemos ser como si hubiera una élite intelectual que supiera que le conviene al resto de personas. En esta vida, ¿Hay que ser de una determinada manera para sobrevivir o vivir mejor? ¿Simplemente debes aceptar ser lo que eres? ¿Debes procurar ser “mejor” cada día? ¿Debes saber quien eres? ¿Debes limitarte simplemente a “ser” de verdad? Me decanto por las últimas sin menospreciar al resto de preguntas. Yo pienso que antes de modificar nada primero debemos saber lo que tenemos o mejor dicho quién somos o qué somos. Al igual que en otros blogs vuelve a aparecer la palabra compromiso.

¿Hasta qué punto de autoexploración y autoconocimiento has llegado? La cosa es simple y difícil a partes iguales: ¿Quieres saber quien eres? ¿Quieres saber quien eres de verdad? Descúbrelo. Descúbrelo y quizás cuando llegues a las entrañas del asunto no te guste tanto conocerte de verdad o quizás sí. Tal vez, una vez sepas quien eres de verdad descubras que eres el tipo de persona que siempre quisiste ser y te sientas cómodo en tus zapatos o quizás descubras que te odias a ti mismo o todo lo contrario. Si es así, mejor para ti, pero nadie lo puede descubrir hasta que no se da el permiso real para hacerlo.

Hay una película que he visto varias veces y que se llama El guerrero pacífico en la que el maestro apodado Sócrates le pregunta al alumno:

  • ¿Qué eres?

El alumno contesta:

  • Este momento.

Estoy bastante de acuerdo con esta afirmación. No somos más que el momento que habitamos. No somos más que el momento que estamos viviendo.

No somos la discusión que tuvimos con el jefe ayer por la mañana y tampoco somos el accidente que tuvimos hace 3 años. Tú y yo somos este momento siempre y cuando estemos presentes en este momento y lo estemos habitando en su plenitud entregándonos por completo a este momento. Eso no quiere decir que nuestra esencia desaparezca y que toda la responsabilidad recaiga en el momento. Para nada.

Si tú no te conoces y no sabes quien eres en profundidad, ¿Cómo lo vamos a hacer los demás? ¿Cómo vamos a saber los demás quien eres si no lo sabes ni tú? Hace falta mucho valor para viajar a las profundidades de tu persona y descubrir quién eres realmente. Muchas de las personas que suelen decir que se conocen mucho a ellas mismas son las primeras que están lejos de poder hacerlo y muchas de las personas que te aseguran conocerte a ti mucho me atrevo a decirte sin saberlo que apenas saben quien son ellos y mucho menos saben quien eres tú.

Esto no va de ser bueno o malo, o de ganar o perder. Se trata de ser uno mismo. Puede que nos lleve toda la vida descubrir quien somos o llegar a ser lo que queremos ser si es que no estamos cómodos en estos zapatos. Hace poco alguien cercano a mí que tiene sesenta años me dijo que por primera vez en su vida sentía que estaba siendo quien realmente era de verdad y que descubrirlo le llevó mucho tiempo y que por fin estaba llevando el tipo de vida que quería llevar. Esta persona me dijo una frase que me hizo pensar mucho:

  • Ahora sé quien soy y ahora es cuando todo tiene sentido.

Se trata de algo jodidamente cierto. Se trata de cómo las personas podemos llegar a perder el sentido de auto reconocimiento hacia nosotros mismos y perder de esta manera la conexión con nuestra esencia hasta el punto de sentirnos totalmente perdidos como si habitáramos en la mente y el cuerpo de un desconocido y nos preguntáramos: ¿Quién soy? Y esto puede llevar a otras preguntas: ¿No sé quién soy porque lo he olvidado? ¿No sé quién soy porque nunca lo he sabido? ¿No sé quién soy porque llevo mucho tiempo en una vida en la que no encajo?

Voy a poner un ejemplo un poco catastrófico exagerando ciertos puntos para que lleguemos a ciertas conclusiones:

Toda una vida en un trabajo que no te gusta, con una pareja a la que hace tiempo que ya no quieres, con unos hijos que no te valoran y que además dejaste sueños y propósitos en la vida para criarlos y que por si fuera poco como no podía ser de otra manera te entregaste en cuerpo y alma a esta causa, pero ahora miras atrás y piensas: ¿Y yo qué? ¿Esto es lo que quiero? ¿Esto es lo que soy? ¿Esto es lo que era?

No estoy criticando a los padres o el querer formar una familia ni mucho menos. Muchas personas descubren qué son de verdad con el milagro de la vida que es tener un bebé y formar una familia y eso simplemente es algo que se tiene que celebrar que haya personas que conecten con su verdadera esencia o con su ser siendo padres y que se sientan plenos. Yo hablo de otra cosa. Hablo de la gente que vive una vida que no es la suya y que no se sienten conectados con ellos mismos, pero no nos engañemos pensando que el ejemplo que he puesto es el único que viene a cuento a la hora de desconectar de la propia esencia. Hay muchos escenarios que pueden desconectarnos o conectarnos con nuestra esencia: Trabajos, amigos, pareja, lugares, entornos, conflictos, situaciones, etc.

¿Cómo te sientes en este momento mientras lees? ¿Sientes que en este momento de tu vida estás más cerca de lo que tú realmente eres o estás más lejos de lo que realmente tú eres?

Otro ejemplo de desconexión muy común:

Yo quería estudiar humanidades, pero mi padre o mi madre querían que yo fuera abogado y al final me decidí a estudiar derecho. Traicionar a lo que tú eres para hacer feliz a otra persona no creo que sea la mejor solución. Esto lo único que hace es desconectar a la persona de quien realmente es y con esto no estoy diciendo que no haya que hacer caso o que sí haya que hacer caso de los padres. Lo que estoy diciendo es que si no te escuchas a ti mismo y no sabes realmente lo que eres, lo que quieres ser o hacia donde te proyectas, nunca alcanzarás la felicidad plena porque siempre harás las cosas para que otros sean felices y nunca sabrás quien realmente eres o si lo sabrás pero en silencio.

Puedes vivir toda la vida en otros zapatos que no sean los tuyos. Hay personas que lo hacen sacrificando sus verdaderas esencias por otros motivos como pueden ser los hijos o los supuestamente trabajos más rentables o correctos, o hacer felices a otros siendo ellos mismos menos felices, etc., etc. A algunas de estas personas se les nota más y a otras se les nota menos, pero tal y como hemos dicho antes, todas las personas tenemos la máscara que sabemos perfectamente cómo sacárnosla o ponérnosla en determinados momentos.

Hazte la pregunta:

¿Cuántas personas hay en tu vida que tú piensas que no son quien dicen ser? ¿Cuántas personas hay en tu vida que tú piensas que se traicionan a sí mismos siendo como aparentan ser? ¿Eres tú uno de ellos?

Las cosas que nos ocurren modifican lo que realmente somos. Os cuento mi momento actual:

Tengo pericarditis y siento que me ahogo cada dos por tres y por lo tanto debo hablar lo mínimo posible, me dan mareos y siento un dolor constante en el centro del pecho como si me estuvieran dando puñetazos uno tras otro sin parar en esa zona de mi cuerpo. Además de las taquicardias que tampoco desaparecen. He tenido que dejar el trabajo y tengo que hacer reposo absoluto en cama. Por supuesto, los médicos me han prohibido hacer deporte y tener relaciones sexuales. Os lo cuento simplemente para analizar quién soy ahora mismo con esta nueva situación en mi vida porque antes he llegado a la conclusión de que somos el momento presente.

¿Quién soy ahora?

Creo que como seres humanos que somos (Valga la redundancia) tenemos la capacidad de adaptarnos a las cosas que nos van ocurriendo en la vida y las enfermedades son parte de este proceso en el que podemos sentir que somos o que no somos en mayor o menor intensidad.

Ahora mismo siento que no soy yo porque mi cuerpo no está preparado para moverse como siempre me muevo y mi vida se ha visto limitada. De repente, tienes que parar tu rutina diaria durante un tiempo que no es corto y que es indefinido para curarte, pero tal y como he dicho al principio del blog: No siempre somos lo mismo porque todo está sujeto al cambio. De aquí a unos meses seré otra cosa. Mañana seré otra cosa. En cada momento nuestra esencia se ve modificada por nuestros actos y las cosas que nos ocurren. Es un proceso que va de fuera hacía dentro.

¿Te has preguntado cuáles son los entornos o escenarios en los que puedes “ser tú mismo” con mayor facilidad? Podemos “ser” muchas cosas, pero si nos sentimos a gusto será más fácil ser lo que somos o mostrarnos tal y como somos. ¿Cuántas veces has escuchado la frase esa de “contigo puedo ser yo mismo o yo misma”? Si tú estás a gusto con alguien siempre tendrás más posibilidades de ser tú mismo o tú misma porque sientes que puedes mostrarte tal y como eres (o tal y como tú crees que eres) y no te sentirás que estás siendo juzgada o juzgado. Personas así no siempre abundan, pero cuando uno se encuentra a alguien así vale la pena detenerse y reflexionar sobre ello. Aquello en lo que nos queremos convertir es aquello que acabaremos siendo si es que debe ser así.

Un libro: “Deja de ser tú”de Joe Dispenza

Un libro:“El ser y la nada” de Jean-Paul Sartre

Una película: El guerrero pacífico de Víctor Salva

Un refrán: Es más fácil copiar que ser original

Una frase: En todo momento estamos dejando de ser lo que fuimos, estamos siendo lo que somos, y estamos comenzando a ser lo que seremos. (Alejandro Jodorowsky)

Una pregunta: ¿Qué quieres ser de mayor?

Ser o no Ser, esa es la cuestión: Es la primera frase del famoso monólogo de Hamlet en la obra de William Shakespeare.

Hasta aquí el blog de hoy. ¿Te animas a comentar sobre “Ser”?.

Todo continúa y nada es definitivo. Lo de hoy es un punto de partida para seguir explorando sobre este verbo. Te invito a subirte a mi nave espacial y reflexionar y agregar lo que quieras en el espacio de hoy sobre el verbo Ser.

¡Muchas gracias y un saludo!

JAVIER MILÁN JEREZ

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VIAJE AL INTERIOR DEL VERBO: ESCUCHAR

Me llamo Javi y viajo por el «Univerbo» con mi nave espacial explorando todos los verbos que me encuentro en el camino.

ESCUCHAR

Recuerdo una mañana que estaba yo sentado con el señor Ramón (un antiguo cliente de un trabajo en el que estuve) en una terraza de un bar. Eran las 11 h de la mañana. El camarero se acercó y nos preguntó qué queríamos tomar. El señor Ramón se pidió un café con leche con sacarina y cuando el camarero le trajo su café con leche, pero con azúcar me dijo lo siguiente:

– Si supieras la cantidad de veces que me ocurre esto. Pido sacarina, pero me traen azúcar. La gente no escucha.

Inmediatamente me vinieron a la mente varias preguntas: ¿Qué es realmente escuchar? ¿Por qué no siempre escuchamos? ¿Cuál es la diferencia entre oír y escuchar? La escucha activa es un tema que siempre me ha interesado y ese fue un buen momento como para ponerme a investigar sobre el tema.

Por supuesto, tanto aquel camarero como cualquier otro tienen derecho a equivocarse, pero ese no es el tema a tratar hoy. Equivocarse es sano, pero debemos tener la apertura mental para registrar la equivocación y aprender de ella. La mayoría de las personas no son conscientes de que oyen perfectamente pero no escuchan de la misma manera. Lo que deseo tratar hoy es porque a veces escuchamos y porque a veces no escuchamos. Estoy seguro de que ahora mismo mientras lees este texto te viene a la mente algún momento en el que recuerdas a alguien que no escuchaba o si escuchaba. Incluso te puedes identificar a ti mismo en cualquiera de las dos opciones. Te invito a que pares de leer e intentes recordar con la mayor exactitud posible aquel instante. ¿Cómo se comportaba la persona que no escuchaba? ¿Qué hacía exactamente? ¿Interrumpir constantemente? ¿Se distraía con facilidad? ¿Quería tener la razón a toda costa? ¿Hablaba y no dejaba hablar a nadie más? ¿Cómo era el tono de su voz? ¿Qué te indicaba su postura corporal? Y si eras tú, la persona que no escuchaba, ¿Cómo te sentías? ¿Alguna vez has pensado en aprender a escuchar o en mejorar tu escucha activa?

Tal vez lleves toda la vida «mirando y oyendo» y quizás ha llegado la hora de “observar y escuchar.”

La escucha activa requiere esfuerzo por parte de los interlocutores que llevan a cabo una conversación, pero lo que se consigue durante el intercambio es tremendamente valioso. La escucha activa desarrolla la empatía de toda persona que la práctica. Las relaciones se vuelven mucho más fructíferas y completas. La autoestima crece porque sentimos que somos capaces de generar vínculos reales con los demás y eso nos produce bienestar y serenidad. Escuchar de verdad requiere de nuestra implicación como casi todo lo bueno de la vida. Si conseguimos estar enfocados en la persona con la que estamos hablando nos daremos cuenta que el intercambio de información es mucho más beneficioso para todas las partes. Debemos investigarnos a nosotros mismos y darnos cuenta de que nos saca de una conversación:

¿Falta de interés? ¿Estrés? ¿Carencias? ¿Sentimientos negativos hacia la otra persona? ¿Prisas? Etc, etc.

Debemos de darnos cuenta también que nos mantiene escuchando atentamente en una conversación: ¿Nos gusta el tema? ¿Estamos a gusto con la persona? ¿Estamos relajados? ¿Hay algo en la otra persona o del tema que se trata en la conversación que nos atrapa o nos llama la atención? Etc, etc.

La persona que escucha de verdad obtiene beneficios a corto, medio y largo plazo en todos y cada uno de los ámbitos de su vida. De hecho, cuando empiezas a escuchar de verdad a todas las personas que tienes a tu alrededor te das cuenta de que hay muchas cosas que no son como tú pensabas y eso no siempre es tan maravilloso ni bonito de descubrir pero es mejor vivir aproximándose a la verdad que afincarse en la mentira. La persona que escucha está abierta al cambio y eso la mantiene activa aprendiendo y evolucionando constantemente. Escuchas y lo que escuchas te nutre y te modifica.

En cambio, la persona que no tiene por costumbre escuchar se mantiene estática, prisionera de su postura y en su día a día suelen estar presentes los conflictos y los malos entendidos.

He salido a la calle para realizar trabajo de campo con actitud curiosa para realizar el blog de hoy y he detectado algunos perfiles de personas que no escuchan. En algunos casos resaltaré sus rasgos de manera exagerada para reconocerlos con mayor facilidad:

1 – El estresado o La estresada:

El estrés es sin duda un mal aliado y uno de los grandes males de nuestra época. La persona estresada en muchas ocasiones no podrá escuchar con claridad, ya que su permanente estado de nerviosismo (por los motivos que sean) no se lo permiten. Paradójicamente escuchar y centrarse en la otra persona le ayudaría a relajarse y olvidarse de sí mismo y de sus problemas por un momento. Se trata de eliminar o diluir en cierta medida «el ruido» que se mantiene omnipresente en la mente de la persona que sufre estrés y que también se apodera del cuerpo agregándole sufrimiento. Según la teoría parece todo muy fácil, pero en muchos casos es realmente difícil salir de ese estado aunque existen técnicas de relajación que nos pueden ayudar y merece la pena intentarlo. Me viene a la mente aquella frase que leí en un libro de yoga: «Aquel que es capaz de dominar su respiración, es capaz de dominar todos los momentos de la vida».

2 – El consejólogo o La consejóloga:

El consejólogo es aquel que oye, pero no escucha porque lo único que le interesa es darle un consejo a su interlocutor sobre lo que está diciendo o sobre la lectura que hace sobre lo que le ocurre a su interlocutor. El consejero se presenta frente a los demás con una falsa actitud pedagógica y siempre tiene la imperiosa necesidad de decirle a los demás lo que tienen que hacer. El foco de atención de los consejeros patológicos se basa en encontrar fallos en el discurso del otro (según claro está el criterio del consejólogo) para así poder ser ellos los que aporten la solución que por supuesto sin su ayuda no hubieras sido capaz de encontrar tú solo por tu cuenta (o eso cree el consejero). Poseen el mismo talento que Messi con la pelota, pero en este caso para arruinar conversaciones y suelen agobiar a los interlocutores que tienen delante porque dan consejos por doquier sin que nadie se los pida y evidentemente anulan completamente su capacidad de escuchar. Solo escuchan lo que les interesa y es un patrón de conducta difícil de resolver por sí solos.

3 – El narcisista o La narcisista:

El narcisista es todo un espectáculo o mejor dicho: El narcisista se cree un espectáculo. El narcisista eclipsa todas las conversaciones con sus mismos mono temas de siempre. El narcisista siempre tiene más, sabe más, ha conseguido más, ha vivido más o tiene un proyecto o algo entre manos por lo que ha invertido o se ha esforzado más que nadie de los presentes. Su intención no es ni mucho menos escuchar o crear puentes, sino ser admirado y que su supuesto talento brille en la conversación. Son personas que en realidad tienen la autoestima muy baja y siempre que pueden intentan hacer sentir a los demás como seres inferiores a ellos. Los narcisistas continuamente necesitan hacerse notar sobrevalorándose ante los demás. No solamente no escuchan sino que producen en los demás unas ganas locas de marcharse de la conversación o de salir disparados en el interior de un cohete hacia la luna. Los narcisistas son adictos al reconocimiento. Su ego es una auténtica apisonadora y su actitud de diva malcriada no les deja escuchar y suele ser muy difícil mantener una conversación con ellos a no ser que entres al juego de bailarles el agua para que ellos se sientan cómodos y eso es algo que lógicamente da mucha pereza.

4 – El discutidor o La discutidora:

El discutidor es un guerrero, su arma es la palabra y su ring es el debate, y como tal siempre mantiene un invisible estado de alerta que sacará a relucir cuando sea necesario. Por momentos, puede parecer que el discutidor está tranquilo y atento a la conversación pero nada más lejos de la realidad. Simplemente está preparado buscando y esperando una buena oportunidad para confrontar porque donde mejor se siente es en el terreno de la confrontación. El discutidor necesita de los argumentos de su interlocutor para rebatirlos. Es su manera de relacionarse. Al discutidor le gusta rebatir y discutir muchísimo. Es su deporte preferido. Todo lo pone en duda. Da igual lo que le digas por qué en la mayoría de los casos te llevará la contraria por pura inercia porque el discutidor te escucha de una manera podríamos decir «contaminada». El discutidor tiene un concepto diferente de lo que significa una charla agradable porque ha aprendido que la mejor manera de relacionarse es discutir. Lo malo es que normalmente suelen irritar a las personas que tienen cerca por este tipo de actitudes y así tampoco se puede escuchar. Discutir con alguien que cree saberlo todo, es como darle medicina a un muerto dicen…

5 – El adivinador o La adivinadora:

El adivinador no escucha porque no lo cree necesario. Tiene complejo de pitonisa y cree conocerte mejor de lo que te conoces tú mismo. Muchas veces la excesiva confianza en su criterio le impide obtener o extraer información de las conversaciones que tiene con las demás personas. Lo reconocerás fácilmente porque no te dejará acabar las frases porque para eso está él o ella. El adivinador cree saber lo que te va a pasar y tiene la necesidad imperiosa de mostrar su superpoder. El adivinador cree saber lo que sientes y porque lo sientes, lo que piensas y porque lo piensas, lo que vas a decir y lo que te va a pasar. No se da cuenta con su actitud que en realidad lo que está haciendo lo aleja de la conversación, ya que pierde mucha energía elucubrando en su mente posibles soluciones y situaciones y por lo tanto no está escuchando.

6 – El perezoso o La perezosa:

El perezoso siempre se encuentra cansado antes de estar cansado. La vida le pesa. El simple hecho de caminar por el mundo y tener que relacionarse con los demás le supone un esfuerzo demasiado grande y de momento no es algo que esté dispuesto a llevar a cabo. Al perezoso es mejor que le avises con unos días de antelación que quieres verle y hablar con él para que se vaya preparando mentalmente y una vez lo tengas delante y estéis teniendo una conversación es muy probable que abandone la conversación en ciertos momentos porque le entra la flojera. Este tipo de pereza que impide mantener una conversación y escuchar plenamente suele venir acompañada de baja autoestima que obviamente no ayuda en las relaciones sociales y ni mucho menos en la escucha. A todos los perezosos que estén haciendo el enorme esfuerzo de estar leyendo este blog les regalo una frase de Jules Renard: «La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado».

7 – El distraído o La distraída:

El distraído puede pretender sinceramente escucharte y hasta por momentos puede parecer que está presente en el momento en que transcurre la conversación, pero se trata de «un quiero, pero no puedo» porque posee la innata cualidad de distraerse con cualquier motivo externo y ajeno a la conversación por mucho menor que este sea. El distraído suele tener problemas de concentración en su vida porque desde su prisma todo le produce curiosidad. El mundo le ofrece tantas distracciones que no sabe cuál elegir. Se le amontona el trabajo. Lo malo es que no profundiza en nada porque la curiosidad en algo le dura poco igual que a la hora de escuchar. No puede escuchar porque la intención y el compromiso de escuchar le duran muy poco. En el momento en el que la conversación precise de mayor implicación por parte del distraído, la mente de éste se irá de viaje a la Luna de Valencia o a cualquier otro sitio alejado de su interlocutor. El distraído viaja, aparece y desaparece constantemente. Su cuerpo está presente, pero su mente es la que no para de viajar. Puede estar en mil sitios y a la vez en ninguno. Evidentemente así es muy difícil escuchar.

He mencionado algunos perfiles de personas que NO suelen escuchar, pero hay muchos más, igual que de la misma manera existen aquellas personas que SI escuchan y que SI han entrenado su capacidad de escuchar. Todas estas personas tienen una característica común:

La implicación. Se trata de personas que se esfuerzan, que lo intentan, que entienden como funciona la escucha activa y sobre todo son personas que desean comunicarse de manera efeciva fortaleciendo sus lazos con los demás. Es un auténtico placer cruzarse con personas que saben escuchar y que son conscientes de los beneficios que comporta hacerlo.

En el blog de hoy me he centrado en cómo la escucha o la falta de escucha afecta en la comunicación humana, pero obviamente la escucha es un tema que da para muchas más. Te animo como siempre a que te subas a mi nave y reflexionemos juntos sobre el verbo “Escuchar” en este blog.

Si alguien se anima a añadir más perfiles de gente que no escucha estaría guay.

Un par de libros: “No me estás escuchando” de Kate Murphy.

Una película: “Un monstruo viene a verme” de Juan Antonio Bayona.

Un refrán: La sabiduría viene de escuchar, el arrepentimiento de hablar.

Una frase: No puedes escuchar a alguien y hacer algo al mismo tiempo.

¡Muchas gracias y un saludo!

JAVIER MILÁN JEREZ

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